Augusta Raurica es la colonia romana más antigua del Rin. Fue fundada alrededor del 44 a. C. por Lucius Munatius Plancus, uno de los comandantes de César y gobernador de la Galia. Con el tiempo se convertiría en un importante centro político y cultural.
Lo primero que debemos visitar es la domus de Augusta Raurica. Los restos de una próspera casa señorial de principios del siglo III d. C. y el interés de René Clavel, un acaudalado mecenas, hizo posible esta recreación.
La Domus abriría sus puertas al público en 1955 para dar a conocer cómo vivían las clases más acomodadas de esta parte del Imperio Romano. Los muebles y accesorios se reconstruyeron basándose en imágenes antiguas y hallazgos.
Accedemos al patio porticado, símbolo del poder del dominus o propietario de la finca. Un jardín con plantas aromáticas, medicinales y decorativas daba la bienvenida como área de recepción pública, pero también servía para cultivar plantas que se utilizarían en la cocina.
Lo primero que debemos buscar es el larario, el santuario familiar, donde el dominus realizaba la ofrenda diaria a los dioses y quemaba esencias aromáticas. Se encuentra cerca de la cocina y en ella vemos representada una serpiente, símbolo de protección para la familia.
La cocina de la domus de Augusta Raurica presenta dos tipos de hogares, uno es original, encontrado durante las excavaciones. El hogar de piedra para cocinar es una copia de uno hallado en Pompeya. También vemos un molino manual para moler la harina, ollas y morteros.
Quizás la pieza que no nos esperamos encontrar es una letrina, usada solo por el servicio y que aprovechaba el agua de lavar. Un concepto inusual para nuestra cultura actual, pero muy práctico en su época. La familia utilizaría los baños públicos para dichos menesteres.
Al lado de la cocina se encuentra el salón de banquetes, con una amplia entrada al jardín y donde se ha reconstruido un triclinium a imagen de uno encontrado en Pompeya. Aquí eran recibidos los invitados con todos los lujos que podía ofrecer el señor de la casa.
El mosaico que decora el salón de banquetes fue encontrado en una villa romana de la ciudad suiza de Hölstein. Muy pocas casas disponían de pinturas murales y mosaicos en la decoración, solo las más lujosas se podían permitir calefacción, baños privados o ventanas vidriadas.
En la pared que da a la cocina, pueden verse los restos de frescos originales encontrados en Augusta Raurica. Sirvieron para recrear el resto de la decoración de la sala con un rodapié jaspeado, un zócalo de paneles en rojo y amarillo y el área principal en amarillo y marco rojo.
El baño de la domus indica el poder y la clase social de la familia propietaria. La primera sala que encontramos en esta mansión romana es el vestuario, donde se desnudaban y dejaban la ropa doblada. La estatua de Venus es una copia de una original descubierta en Roma.
En un armario del vestuario encontraremos dos elementos indispensables que utilizaban los romanos y las romanas en su aseo diario. El primero son unas sandalias de madera que utilizaban para no quemarse los pies cuando entraban al baño caliente.
El segundo son los estrígiles que se utilizaban para raspar el cuerpo y lavarse en las termas. Nadie salía de casa sin llevar el suyo. Estaban hechos de bronce o hierro y su uso se remonta a los etruscos, que los usaban para limpiarse el cuerpo después de los combates y limpiarse de arena y aceite.
La primera sala corresponde al frigidarium, el baño frío, que ha conservado una bañera original encontrada en Augusta Raurica. La decoración de la bóveda es una recreación de unas pinturas descubiertas en un baño de la ciudad suiza de Hölstein.
A continuación, se encuentra la sala templada que dispone de un banco de piedra donde se realizaban los masajes. Hay que recordar que los baños romanos no eran solo una forma de aseo, también eran una forma de relajarse, divertirse y cerrar negocios.
Al fondo encontramos la sala caliente donde se ha dejado a la vista el hipocausto. El sistema de calefacción que cubría el suelo y las paredes y que permitía alcanzar temperaturas de hasta 50 °C, de ahí que fuera necesario el uso de sandalias de madera.
Las esposas de los dominus se dedicaban a supervisar las tareas del servicio, pero el resto del tiempo se retiraban a sus aposentos para leer, escribir, hilar, tejer o bordar. De ahí que se haya reproducido un diván utilizado para realizar dichas tareas y el telar.
Como parte de la musealización de la domus de Augusta Raurica, se ha habilitado un espacio con la recreación de los talleres artesanales más habituales, cuyos restos fueron encontrados en el yacimiento.
Tenemos a la carnicera preparando salchichas y carnes que después ahumaría en el horno para su conservación o el taller de fundición de bronce donde se fabricaban toda clase de utensilios para la casa o el trabajo.
También se ha recreado una taberna, donde puede verse un mostrador con huecos para mantener los alimentos calientes. La mayoría de las viviendas no tenían fogones y se dirigían a las tabernas en busca de una comida caliente.
Por último, no podemos irnos de la domus romana de Augusta Raurica, sin ver el tesoro de plata de la antigüedad más importante del mundo. Fue enterrado durante el Bajo Imperio para protegerlo de algún saqueo y quedó olvidado hasta la década de los años 60, cuando una excavadora lo sacó a la superficie.
Está formado por 270 objetos, entre los que se encuentran platos ceremoniales, candelabros, estatuillas, cucharas, mondadientes, lingotes y monedas de plata con un peso de 57,5 kilos. Se estima que su valor correspondería al salario anual de 230 legionarios.
La mayor parte de las piezas corresponden a finales del siglo III y la primera mitad del siglo IV d. C. Están bellamente decoradas con escenas mitológicas, de caza y paisajes. Son obsequios imperiales ofrecidos para asegurar la lealtad de los oficiales.
Aunque es difícil salir de la domus, debemos seguir con nuestra visita al yacimiento de Augusta Raurica: la colonia romana más antigua del Rin y un importante legado romano de Suiza, fácilmente accesible en transporte público desde Basilea.
Justo al lado de la domus encontramos, al aire libre, un pequeño espacio donde se exponen copias de capiteles y lápidas de piedra descubiertas en Augusta Raurica, cuyas inscripciones talladas nos cuentan la vida de hace 2000 años.
En el lapidario veremos una estatua de Hércules donde puede verse al héroe bien afeitado, con una piel de león y acompañado por el perro Cerbero, guardián del inframundo. Así como una cabeza de Hércules (160-200 d. C.) que posiblemente fue adorado en Augusta Raurica como dios de la primavera y de la curación.
La joya de la Colonia Paterna Pia Apollinaris Augusta Emerita Raurica es sin duda el Teatro de Augusta Raurica. Considerada la ruina romana más grande de Suiza que en su día llegó a albergar 10.000 espectadores.
Justo enfrente pueden verse los restos del podio del Templo de Schönbühl, construido en una colina alrededor del año 240 d. C. También se ha conservado la escalera de acceso y los muros de contención. Los restos de templos más pequeños en esta misma colina hace pensar en un distrito religioso.
Una ciudad como esta, donde llegaron a vivir y trabajar unas 15.000 personas, necesitaba de grandes edificios de administración. Justo detrás del teatro encontramos los restos de algunos de ellos, como por ejemplo el principal edificio administrativo y judicial de Augusta Raurica.
Rodeando el edificio de la administración llegamos al edificio que hacía las veces de ayuntamiento de Augusta Raurica. Aquí se reunía la curia, los miembros del consejo formado por miembros de las familias de la élite local.
La curia de Augusta Raurica constaba de dos plantas, en la parte inferior que probablemente fuera utilizada para guardar el tesoro de la ciudad, se exhiben restos de mosaicos romanos encontrados en diferentes lugares del yacimiento.
En la parte superior se ha reconstruido la forma de las gradas de asientos. Debían dar cabida al centenar de concejales que formaban parte del consejo de decuriones de Augusta Raurica y el podio de los dos alcaldes de la sala de reuniones.
Si seguimos el camino a la izquierda de la curia, llegaremos a otra parte interesante del yacimiento, donde se han encontrado los restos de un complejo de baños construidos alrededor del año 100 d. C. y que estuvieron en funcionamiento hasta el año 250 d. C.
Otra de las maravillas romanas que ha sobrevivido en Augusta Raurica es una fuente subterránea construida en el 80 d. C. Un túnel construido en época romana y que permanece intacto sirve para acceder a la fuente.
La solidez de la construcción y los elementos conservados durante más de 1900 años hace pensar que esta fuente formada por un pilar y un pozo de 11 m de profundidad, debió proporcionar agua de excelente calidad o con ciertos poderes curativos.
Acabamos nuestra visita al yacimiento de Augusta Raurica en una taberna construida alrededor del año 250 d. C. Durante las excavaciones encontraron un horno casi intacto. Su cercanía con teatro hace pensar que sus espectadores eran sus principales clientes.
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Colonia Paterna Pia Apollinaris Augusta Emerita Raurica. O mira nuestro vídeo del yacimiento de Augusta Raurica, en este enlace.
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Documentación y redacción realizada por Ana Isabel Escriche. Fotografías, realización de vídeo y postproducción de Ángel Bigorra.
El Yacimiento de Augusta Raurica en un carrete de 36 fotografías comentarios en «2»