Historia sobre Notre Dame des Cyclistes
A 4 kilómetros del pintoresco pueblo de Labastide d’Armagnac, en las Landes, se encuentra una capilla muy especial, conocida como Notre Dame des Cyclistes (Nuestra Señora de los Ciclistas). Esta capilla, inaugurada el 8 de mayo de 1959, tiene una historia fascinante y se ha convertido en un lugar de peregrinación para los amantes del ciclismo de todo el mundo.
A diferencia de la mayoría de los santuarios dedicados a la Virgen María, que tienen varios siglos de existencia, Notre Dame des Cyclistes es relativamente joven. Su historia como Santuario Nacional del Ciclismo comenzó a tomar forma en 1989, cuando se celebró el trigésimo aniversario de la capilla.
Los directores del Tour de Francia propusieron al capellán que la octava etapa del Tour partiera desde la capilla. Esta fue la primera vez en la larga historia del Tour que el nombre de Labastide d’Armagnac apareció en el mapa oficial que se difundió en todo el mundo. Esta ocasión sirvió para dar a conocer este santuario deportivo.
El Santuario de los ciclistas
A lo largo de sus más de sesenta años de existencia, como la Capilla de Nuestra Señora de los Ciclistas, los campeones del ciclismo han depositado ante su patrona sus maillots y trofeos en agradecimiento por sus brillantes victorias.
A pesar de su apodo de «joven santuario», la capilla en sí tiene una historia que se remonta al siglo XI. El edificio es pequeño pero encantador, con una arquitectura sencilla y rústica. Está decorada con símbolos y objetos relacionados con el ciclismo, como bicicletas antiguas y maillots de ciclistas famosos.
En el interior, los visitantes pueden encontrar numerosas fotografías y recuerdos de ciclistas que han dejado su legado en el mundo del ciclismo. También hay placas conmemorativas en honor a campeones y aficionados que han perdido la vida mientras practicaban este deporte.
Interior de la capilla
El altar de Notre Dame des Cyclistes fue realizado en roble alrededor del siglo XVIII. Está tallado, dorado y pintado imitando al mármol policromado. Sobre el altar puede verse un tabernáculo policromado y en la puerta del tabernáculo se representa un ostensorio, un objeto utilizado para mostrar y adorar la Hostia consagrada en la liturgia católica.
Las cinco vidrieras de Notre Dame des Cyclistes fueron realizadas por un amigo del abad Joseph Massie, iniciador del santuario nacional del ciclismo: Henry Anglade. Este antiguo ciclista fue campeón de Francia en ruta en 1959 y 1965. Destaca la vidriera inspirada en una famosa fotografía que muestra a los campeones italianos Fausto Coppi (1919-1960) y Gino Bartali (1914-2000) intercambiando un bidón de agua durante el Tour de Francia de 1952.
Entre los objetos más queridos se encuentran el maillot y fotografías de Jean Robic, especialmente conocido por su victoria en el Tour de Francia de 1947, donde ganó la clasificación general y se convirtió en el primer ganador del «maillot amarillo» después de la Segunda Guerra Mundial. Esta edición del Tour de Francia fue muy exigente, con etapas difíciles en los Pirineos.
Los ciclistas españoles presentes en Notre Dame des Cyclistes
Entre los ciclistas españoles podemos ver imágenes y objetos de Federico Martín Bahamontes, conocido como «El Águila de Toledo». Bahamontes fue el primer ciclista español en ganar el Tour de Francia en 1959 y también destacó como escalador en las montañas. Miguel Indurain, uno de los ciclistas más exitosos de la historia del ciclismo español. Indurain fue cinco veces ganador del Tour de Francia de forma consecutiva (1991-1995).
Luis Ocaña también tiene un lugar privilegiado en Notre Dame des Cyclistes. Es recordado por su victoria en el Tour de Francia en 1973, donde mostró su destreza en la montaña y su habilidad para desafiar a los mejores corredores de la época. Una placa en mármol le rinde homenaje a los pies de la estatua de la Virgen Protectora del Mundo, conocida como Nuestra Señora de los Ciclistas, creada en 1959 por Marounia Brun de la Serve.
Cada año, miles de ciclistas visitan el santuario, algunos en busca de bendiciones para sus próximas carreras o viajes en bicicleta, y otros simplemente para mostrar su respeto y admiración por el deporte. Durante el Tour de Francia, la capilla es un lugar de parada obligatoria para los corredores, quienes a menudo hacen una breve pausa para orar y encender velas antes de continuar con la carrera.
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Documentación, redacción, fotografía, realización de vídeo y postproducción realizado por Ángel Bigorra.