Costa sur atlántica de las Landas en un carrete de 24 fotografías, reúne lo que vimos en 2 días en este litoral, recorriendo en coche una distancia de 30 km. Un territorio preparado para descubrir plácidamente en bicicleta o ideal para los que quieren olvidarse del coche y conducir poco.
Los amantes del Océano Atlántico están de enhorabuena en cualquiera de las poblaciones de esta lista. Aquí os esperan horizontes infinitos, no solo del inmenso océano azul, sino también de grandes extensiones de arena dorada que se extienden, sin apenas construcciones.
Capbreton
El Canal de Hossegor desemboca en Capbreton configurando su fisonomía y también un poco su modo de vida. Un insólito muelle de madera llamado L’Estacade señala la entrada al puerto de la ciudad.
Todo aquí, parece girar en torno a este punto, donde se alza un pequeño faro de piedra. Un lugar hipnótico y atractivo donde podrías encontrarte con un viejo marinero, la cola de una ballena o un par de barriles de buen ron y no te sorprendería.
Restos del Muro Atlántico de defensa construido durante la Segunda Guerra Mundial resisten al fuerte oleaje y al cambio climático en La Plage du Santocha.
En pleno siglo XXI, estos búnkeres han sido conquistados por artistas del Street Art que reivindican con sus pinturas el cuidado del Planeta en sus muros.
Capbreton también es un destino perfecto para practicar surf. Muchas personas que quieren iniciarse en este deporte, eligen la Plage Centrale porque tiene las mejores olas para principiantes.
Los amantes de la gastronomía tienen una cita todas las mañanas en el Mercado de pescado de Capbreton. Aquí se venden las capturas directamente de manos de los pescadores, sin intermediarios. ¿Quién puede resistirse a unas ostras de la región?
Hossegor
El Lago de Hossegor marca el ritmo de esta ciudad desde antiguo. En la actualidad permite disfrutar del aire libre, la proximidad del océano y de una singular arquitectura local: el vasco-landés de la época Art Déco.
Un grupo de artistas de la Belle Époque descubrieron las maravillas naturales de Hossegor y quedaron enamorados para siempre. Muchos de ellos dejaron la frenética vida de París y se hicieron construir hermosas villas de vacaciones.
En una distancia fácilmente abarcable en un día, podréis recorrer el paseo marítimo de Hossegor y bordear su lago marino para descubrir alguna de estas magníficas mansiones que destacan por sus fachadas blancas y entramados de madera.
Si te gusta caminar o ir en bicicleta mientras se descubren pequeñas joyas y se disfruta del paisaje, el Canal de Hossegor conecta el lago marino de mismo nombre con Capbreton. Los 7 km de canal están salpicados de zonas verdes, bares de ostras, pintorescas casas de vacaciones o zonas de pícnic.
Vieux-Boucau
Una sencilla medida tomada por el Ayuntamiento de no construir por encima de los tres pisos, ha permitido a Vieux-Boucau convertirse en una villa marinera llena de encanto. Las casas bajas predominan en las Landas quizás por eso tienes la sensación de poder respirar mejor.
La luz y el aire llega fácilmente a todos los rincones, iluminando los espacios, las calles y hace que sientas el sol y la brisa más cerca de ti. Esa sensación tan placentera de sentir el contacto con la naturaleza hace que irremediablemente te cargues de energía positiva.
Vieux-Boucau se encuentra también en un lugar privilegiado, rodeado de bellos paisajes entre bosques y el océano. Su existencia también está profundamente relacionada con sus raíces marineras. Hoy amantes del surf y todas sus variantes, encuentran en su costa y en su lago, un lugar donde practicar la técnica.
Ese pasado marinero es recordado en la actualidad por viejos pescadores y un grupo de amigos que se embarcaron hace 10 años en la construcción de una barca de pesca local antigua. La pinaza Sauvagine es un pequeño tesoro náutico que recuerda cómo se realizaba la pesca costera en Vieux-Boucau cuando era el primer puerto de las Landas.
Otro de los lugares apreciado por los habitantes de Vieux-Boucau es el Lago de Port d’Albret en cuyo centro se descubre una isla desierta: la Isla de Port d’Albret. Las playas tranquilas de este lago marino lo hacen ideal para el baño de los más pequeños de la casa.
Moliets
Las extensas dunas de arena fina de Moliets se mueven en acompasados movimientos imperceptibles. No os dejéis engañar, este ecosistema dunar protegido, llega a perderse en ese deambular microscópico hasta los pies del mayor bosque de pinos marítimos de Europa.
El bosque de las Landas alcanza una superficie tan grande como Líbano o Chipre. Los árboles plantados en el siglo XVIII permitieron drenar las aguas de esta región pantanosa y hoy son un reclamo para senderistas y amantes de la naturaleza.
En la región francesa de las Landas parece que todo el mundo puede disfrutar de su deporte favorito en un lugar idílico. Los apasionados del golf tienen en Moliets, un recorrido de 18 hoyos de gran reputación, en el mejor de los paisajes.
Otro de los parajes de leyenda de las Landas es la Chapelle Saint Laurent; una misteriosa capilla templaria levantada en mitad del bosque en el siglo XII y que sirvió como templo de culto para los caballeros templarios.
Courant d’Huchet
Por último, no debes perderte la hermosa desembocadura de Courant d’Huchet. Conocida con el nombre de Amazonia Landesa, esta reserva natural esconde playas vírgenes de extremada belleza.
Dunas y marismas se adentran desde el océano hasta el interior de los bosques landeses, ofreciendo un extraordinario paraje ideal para realizar rutas senderistas, en bicicleta o disfrutar de la observación de aves.
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Landes. Ruta por la costa sur. Escucha nuestro podcast del viaje a las Landas o mira nuestro vídeo de la Costa sur atlántica de las Landas, en este enlace.
¿Tienes Canas de viaje? Nuestro próximo destino: Bruselas.
Documentación y redacción realizada por Ana Isabel Escriche. Fotografía, realización de vídeo y postproducción por Ángel Bigorra.
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