Museos Reales de Arte e Historia de Bruselas
En los Museos Reales de Arte e Historia de Bruselas se ha reconstruido el espacio y la tienda de lujo de Wolfers Frères. Tanto el edificio que albergaba el taller, como el comercio, fueron diseñados por el arquitecto Victor Horta entre 1909 y 1912.
Lo extraordinario de esta exposición, abierta en 2017 al público, es que aquel mobiliario de madera de caoba de Cuba y algunas de las piezas Art Nouveau que se exhiben en las vitrinas, son las piezas originales que una vez contemplaron las clases nobles, a principios del siglo XX, cuando entraban a comprar joyas y objetos de plata en Wolfers Frères.
Esta tienda es tan única y original, que es el último interior diseñado por Victor Horta que queda en el mundo. Cuando el comercio cerró en 1973, el deseo de la biznieta de Louis Wolfers fue que se hicieran cargo de ella, los Museos Reales que tomaron en custodia este excepcional patrimonio y lo han reconstruido con la mayor precisión posible.
Se ha dispuesto dentro de un espacio similar, imitando el color púrpura de las paredes, el terciopelo verde oscuro que cubrían los mostradores e incluso se han recuperado los laboriosos mecanismos de abertura y cierre del mobiliario diseñado por Victor Horta.
Pero vayamos al principio. Louis Wolfers (1820-1892), fue el cabeza de familia de esta saga de creadores. Louis se instaló en Bruselas en 1850 y abrió un modesto taller de orfebrería. Con los años, sus 3 hijos desarrollarían la marca Wolfers Frères hasta convertirla en un negocio minorista internacional de renombre y prestigio.
En 1874, Philippe Wolfers (1858-1929), hijo mayor del primer propietario de la marca, entró a trabajar en la empresa familiar y sus primeros trabajos eran de estilo renacentista rococó. En la década de 1890 ya estaba completamente inmerso en el movimiento Art Nouveau.
Entre 1902 y hasta 1929, Philippe Wolfers ejerció de director artístico de las piezas de orfebrería y joyería de Wolfers Frères. Sus obras realizadas en oro, plata, bronce, esmalte o marfil serían galardonadas en numerosos certámenes gracias a su excepcionalidad y le valdrían el sobrenombre del René Lalique belga.
Se añadirían a la empresa su hermano Max (1859-1953) que desde 1878 se encargaría de la exportación, seguido por Robert (1867-1959) que en 1883 y ayudado por su primo Albert (1862-1934) se harían cargo de la organización financiera y comercial.
Con el tiempo, Marcel (1886-1976), hijo de Philippe Wolfers, se convertiría también en el escultor y máximo representante de la técnica del lacado para la firma Wolfers Frères. Si su padre se hizo un nombre en el Art Nouveau belga, Marcel, lo haría por derecho propio dentro del Art Déco.
Joyas de Wolfers Frères
Las extraordinarias joyas que diseñó Philippe Wolfers para la firma Wolfers Frères son de una extremada belleza y gozaron de mucho éxito, incluso llegando a ser solicitadas por la realeza europea.
Las joyas diseñadas por Philippe Wolfers se llegaron a exhibir en más de 20 Exposiciones Nacionales, Internacionales y Universales, como la de Amberes en 1894, Bruselas en 1897, Múnich en 1898 y 1899, Turín en 1902, Lieja en 1905, Milán en 1906 y París en 1925.
La joyería de Wolfers Frères también fue una revolución, ya que convertían cada pieza en una verdadera obra de arte. Utilizaban piedras preciosas que a menudo combinaban con coloridos esmaltes «plique-à-jour» que en francés significa «permitiendo que entre la luz».
Ya os podéis imaginar el efecto de esas joyas traslúcidas. El «plique-à-jour» está considerado la técnica más compleja del esmaltado en joyería. La técnica fue muy usada durante la época modernista, a pesar de su alto grado de complejidad y su alta tasa de piezas que resultaban inservibles.
Philippe Wolfers está considerado uno de los principales exponentes del movimiento Art Nouveau, estilo que plasmó en cada una de sus creaciones. Es habitual ver la mezcla de animales y flores en sus piezas, ya que sentía fascinación por los insectos, las aves y las plantas raras.
Pero también se vio influenciado por el arte japonés y las formas fluidas de aquel periodo donde lo exótico se puso de moda. Las piezas Art Nouveau gozaban de un alto nivel de detalles donde imperaban los motivos, la fabricación y la técnica artesanal.
El descubrimiento del arte japonés ayudó a los creadores modernistas a desprenderse de las encorsetadas normas, de estilos anteriores. Para Philippe Wolfers no fue tan solo copiar un estilo venido de tierras lejanas, adaptó el concepto a la orfebrería ornamental y a la platería, teniendo en cuenta su uso real en la vida cotidiana europea.
Dicen que fue en 1902 que Philippe Wolfers se convirtió en escultor, pero viendo algunas de sus joyas, creemos que ya lo era desde mucho antes. Sus joyas Art Nouveau eran creaciones de lujo únicas que llegarían a codiciarse en París, Múnich, San Petersburgo y Moscú.
En una de las paredes y dentro de la exposición de la tienda de Wolfers Frères pueden verse los dibujos creados por Philippe Wolfers para el diseño de algunas de las joyas o jarrones que también pueden verse expuestos.
La idea surgida en Wolfers Frères de catalogar sus piezas como «Ejemplar Único», proporcionó celebridad a la firma y al resto de su producción. La idea sería copiada poco tiempo después por Émile Gallé, Daum Frères o Val-Saint-Lambert.
En diez años Philippe Wolfers creó alrededor de 150 joyas únicas. La pasión naturalista de Philippe Wolfers durante la época Art Nouveau, sería abandonada en favor de formas más abstractas, en la década de los años 20.
Todas las joyas, peinetas, tiaras, hebillas de cinturones exhibidas en las vitrinas y mostradores de la antigua tienda de Wolfers Frères son verdaderas obras de arte. Su preciosidad radica en la finura del trabajo artesanal. En el momento de su creación, estas joyas podían costar más de doscientas veces el salario anual de un funcionario.
Desde 1892 hasta 1908 Philippe Wolfers había centrado su actividad principalmente en la joyería, pero después de 1908 y hasta su muerte, se interesaría por la escultura, pasión que llegaría a transmitirle a su hijo Marcel.
Artes Decorativas Art Nouveau y Art Déco
Una de las piezas que marca ese salto de la joyería a la escultura de Philippe Wolfers es «La mujer con el pavo real». Esta mujer esculpida en mármol abraza a un pavo real realizado en bronce. La monumental escultura realizada en 1904 dispone de iluminación eléctrica en la cola del pavo real.
Philippe Wolfers también diseñó piezas exitosas en artes decorativas y decoración como su serie «Gioconda» producida en 1925 en plata y marfil. Comprendía un completo juego de vajilla, cubertería, juegos de té y de café, donde ya se empezaría a notar la llegada del Art Déco, el nuevo estilo que sustituiría al Art Nouveau.
El juego de comedor fue aclamado por la crítica y formó parte del Pabellón de Bélgica en la Exposición Internacional de las Artes Decorativas de París de 1925. Hoy varias de aquellas excepcionales piezas pueden verse en el interior de la tienda de Wolfers Frères.
La exposición en el interior de esta tienda exhibe excepcionales piezas de otros autores Art Nouveau y Art Déco. Las obras han sido colocadas en sus vitrinas partiendo de esa diferenciación, así por ejemplo a la izquierda de la entrada se exhiben las piezas Art Nouveau y a la derecha las de Art Déco.
Entre ellas destaca, la escultura de «Le Sphinx Mystérieux» de Charles Van der Stappen realizada en marfil y plata en 1897. Formó parte de la Exposición del Congo realizada en Tervuren en 1897 y organizada por el rey Leopoldo II de Bélgica.
La Exposición estaba destinada a mostrar las oportunidades que ofrecía la recién adquirida propiedad del Estado Libre del Congo, que fue de este monarca desde 1885 hasta 1908. Otra de las obras de esta exposición es «La Caresse du cygne» de Philippe Wolfers que puede verse en el patio central de los Museos Reales de Arte e Historia de Bruselas.
La escultura, de 1,82 m de altura, fue uno de los objetos más grandes expuestos en el Salon d’Honneur. Philippe Wolfers dejaría el colmillo de elefante entero casi al natural, simplemente adornado con unos bajorrelieves grabados en estilo Art Nouveau.
Otra de las piezas de Philippe Wolfers relacionada con la Exposición del Congo que tuvo lugar en Tervuren en 1897, es «Civilisation et Barbarie» un porta documentos realizado ese mismo año, en plata, marfil y ónix, como regalo a los dos curadores de la exposición.
El regalo, que también puede verse en las vitrinas de la tienda de Wolfers Frères, muestra un cisne blanco como representación alegórica de la civilización, mientras que el dragón negro representa la barbarie. Ambas figuras luchan por la protección de un lirio; símbolo de pureza y luz.
También se pueden admirar los candelabros de bronce plateado de Henry van de Velde creados entre 1898 y 1899 y la «Lámpara de la ninfa» realizada en plata, marfil y mármol, obra de Égide Rombaux y François Hoosemans de alrededor de 1900. Una joven ninfa de marfil está sostenida por una planta de plata cuyos capullos de flores, sirviendo de portalámparas.
Mención especial también para el joyero «La Parure» creado en plata, esmalte, marfil, ópalos y perlas por Philippe Wolfers en 1905. El orfebre reunió todas las técnicas conocidas de la orfebrería y sería la última joya que realizaría Philippe Wolfers en el estilo Art Nouveau.
En ese momento, el orfebre estaba cada vez más interesado por la escultura pura. La simetría fue sustituida paulatinamente por la asimetría y la estilización sustituyó al naturalismo. El Art Déco tuvo lugar entre 1920 y 1930, durante el periodo de entreguerras; una época de ruptura y utopía.
El artista suizo Édouard Marcel Sandoz es conocido por sus increíbles esculturas de animales. El «Chat assis» de la imagen, fue uno de los animales que Sandoz exploró en múltiples materiales, desde el bronce patinado y la loza hasta el mármol blanco y negro. Y está considerada un gran ejemplo de la escultura Art Déco.
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Planeta Dunia: La antigua tienda de Wolfers Frères abre sus puertas de nuevo. O ver nuestro vídeo de la tienda de Wolfers Frères, en este enlace.
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Documentación y redacción realizada por Ana Isabel Escriche. Fotografía, realización de vídeo y postproducción de Ángel Bigorra.
La tienda de Wolfers Frères en un carrete de 36 fotografías comentarios en «3»